miércoles, 5 de diciembre de 2018



PERÓN: NI NACIONALISTA NI REVISIONISTA, PERONISTA
(Rtta. a la nota de F. G. Addissi del 26/10/18)


Por Cristián Rodrigo Iturralde

         El día de ayer, en el sitio “Noticias del Congreso Nacional”, el Sr. Federico Gastón Addissi publicó un artículo titulado «Refutación al art. de Iturralde “Perón y el revisionismo”» (1) , abriendo de este modo un debate, que acepto gustosamente.
     Como dato anecdótico y para amenizar, paso a comentar al lector general que conozco a mi circunstancial contendiente hace ya largos años, desde tiempos en que ambos militábamos en la Juventud Federal del “Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas”. Si bien tenemos y hemos tenido nuestras importantes diferencias en torno a asuntos como el precedente, siempre conservamos un trato de respeto y procuraré que así siga. 
        Sin más prolegómenos, pasemos ahora a lo nuestro.
      En el sintético escrito al que hace referencia, procuro probar que lejos de haber sido un promotor de la línea del revisionismo histórico y de Juan Manuel de Rosas, Juan D. Perón fue enemigo de ambos (o de mínima, no suscribió a ninguno) y que si bien por momentos, y tal vez a priori, su relación con éstos podría parecer algo ambigua, una segunda aproximación algo más detenida sobre la cuestión, aclarará el panorama de modo definitivo. 

domingo, 2 de diciembre de 2018


TRAPECISMO HERMENÉUTICO Y DOS TESIS 
(Respuesta al artículo de Lucas Carena del 26/11/18) 

Por Cristián Rodrigo Iturralde

       Recientemente, Lucas Carena (en adelante, el A.) publicó una respuesta a un artículo de mi autoría del 12/11/18 (titulado ¨Excomulgado o no, Perón fue enemigo de la Iglesia Católica¨), en cual, básicamente, reconfirma su posición en torno al asunto de marras, presentando nuevos elementos y ciertas objeciones (1) . He leído con fruición su refutación, y lo primero que he decir es que ha sido escrita con la mesura y caballerosidad que lo distingue. Indudablemente, sería bastante más simple nuestra tarea si tuviéramos enfrente a un completo desconocido que fuera además enemigo declarado. Pero las cartas han caído de este modo y ahora no queda otro remedio que jugar. 
       Dicho esto, celebro –por el bien del debate- que el A. se asuma final y formalmente como peronista y que haya levantado su estandarte públicamente; de modo que ahora ambos hemos sincerado nuestra posición. Siempre me han molestado los sujetos vacilantes e indefinidos, pero más aún aquellos que simulan estarlo, avanzando por aproximación indirecta, eludiendo proyectiles y resguardándose en la presunta ecuanimidad que le conferiría no pertenecer a ninguno de los bandos en pugna. 
       Quisiera comenzar reparando en el epígrafe que acompaña la nota, donde señala el A. que preferiría ¨invertir (su) tiempo en otros debates y, por supuesto, con adversarios ideológicos como el marxismo y el liberalismo¨, dejando entrever –a su juicio- que el tratamiento de esta cuestión carecería de sentido y utilidad a los efectos de combatir a los enemigos de la patria. No obstante, lo primero que cabría apuntar en este sentido es que quién inició el debate sobre el asunto fue el propio A., desde su “Perón no está excomulgado (Apostilla de Pedro Badanelli)”, escrito en 2017 (y que se ocupó en hacer circular). Tal vez no lo haya advertido, pero el citado texto establece, al menos de modo implícito, una falsa disyuntiva, dando a entender que no es posible, simultáneamente, hacer revisionismo histórico (sobre el tema que fuere) y combatir a los adversarios ideológicos (como si ambas tareas fuesen excluyentes una de otra). Seguramente -o permítanme dudarlo-, el A. no hubiera tomado el guante de modo tan decidido ni hubiera objetado la naturaleza o utilidad del debate si la figura revisada fuese otra.