Análisis
ENTRONIZACIÓN
Y en un día típicamente peronista del año 2003, de
irascibles nubarrones porteños e irresistibles aromas parrilleros y
chimichurrescos; en medio de un piquete y de una manifestación por los derechos
humanos de las ardillas veganas, y luego del correspondiente juramento sobre la
Sacra Constitución, asumían finalmente ÉL y ELLA como últimos mandatarios de la
otrora República Argentina y sus posesiones —particulares— continentales y de
ultramar. Esto es, suntuosas mansiones, tierras y cuentas en Suiza, Estados
Unidos y en la Patagonia Argentina.
Pronto, el azul turquí del pabellón nacional se
tornaría rojo.
LO POSITIVO DE LA EXPERIENCIA KIRCHNERISTA
Dejando la representación de la realidad en clave de
sorna, hay que convenir en que, mirado y analizado el cuadro en profundidad y
conjunto,el kirchnerismo ha prestado un servicio invaluable a la Nación: ha
hecho pensar y repensar seriamente a no pocos ciudadanos sobre la legitimidad y
la conveniencia de un sistema que hasta entonces tenían por dogma.
Nos referimos, claro, a la Democracia. Y no es, claro,
que los predecesores de los Kirchner en la silla bernardina no hayan hecho
méritos suficientes por despertar a la ciudadanía del ensueño idílico
democrático. ¡Vaya si los hicieron! Pero sin dudas nadie ha reflejado más
nítidamente el totalitarismo democrático que los acólitos del terrorismo
camporista. Al menos ahora —logro nada desdeñable, considerando treinta años de
un avasallador proceso de hipnosis y lobotomía—, no son pocos quienes,
despertados parcialmente del extenso letargo, plantean la pregunta que
obligadamente sucede a esta clase de desvelados: “Si no la democracia, ¿qué?”
Es un comienzo…
En hombres de buena voluntad y con disposición a la
estudiosidad y a la búsqueda de la verdad, la respuesta debería conducir
indefectiblemente a un nuevo y saludable interrogante: ¿Existen otros regímenes
de gobierno que sean legítimos y eficientes a la vez? Una vez aquí there is no
way out;ergo, no quedará más remedio que recurrir a las fuentes, y será allí que
recibirán el aleccionador baldazo de agua fría —a la vez sabrosa y
despabilante— de la sabiduría helénica y tomista. Será allí que caerán en
cuenta de que el cuestionamiento y rechazo a la democracia como sistema de
gobierno no es un invento ni una actitud propiamente nazifascista,sino la
lógica conclusión seguida del estudio imparcial de la evidencia empírica y aún
del más elemental sentido común. Quedará clara la primera lección: la
democracia no es un sistema de gobierno lícito sino la forma degenerada de
República.
Si alguien creyera que esta desconfianza hacia la
democracia sólo existe en los oficialmente descalificados sectores
constituyentes, se equivocaría. Es un descontento hecho vox populi, que se ha
apoderado de la población llana y laboriosa, aunque la misma no sepa ni tenga
por qué saber cómo expresarlo en término filosóficos. Si no nos cree,
recurramos a la numerología, disciplina hecha ciencia y dogma, precisamente por
la democracia.
NÚMEROS QUE MANDAN
La abstención electoral de porciones significativas de
la ciudadanía es una realidad, y prueba cabal de esto que aseveramos y
reafirmamos. Por tomar sólo algunos ejemplos probatorios de ello, mencionemos
primero el caso de las elecciones presidenciales: las de 1995 registraron un
porcentaje de abstención mayor al 25%,(1) en las del 2007 un 35%(2) y en las
del 2011 un 305 (3) —incluyendo aquí votos nulos y en blanco—. En cuanto a las
legislativas del 2009 el ausentismo fue de un 35% (4) y las del 2013 mayor al
25%.(5) Y todo esto a pesar de las graves sanciones y multas dispuestas para
los que se ausentaren de la participación electoral(6) (¡A imaginarse qué
sucedería si el voto no fuera obligatorio!).
Del cada vez mayor ausentismo electoral, preocupa
gravemente a la dirección partidocrática el aumento de los índices históricos
del voto en blanco que se han venido registrando últimamente (particularmente a
raíz de las recientes elecciones primarias). ¡Incluso hubo regiones en que el
voto en blanco logró posicionarse como segunda fuerza!; ejemplo Buenos Aires,
en el rubro de diputados nacionales, donde —detrás del Frente para la Victoria—
consiguió 931.146 “sufragios”. (7) La lectura de estos números reflejan la
cruda realidad: gran parte del pueblo argentino no se siente representado por ninguna
figura de la política de partidos ni cree en la transparencia del sistema
democrático. La mayoría que concurre a votar, lo hace resignada votando al
siempre eterno “mal menor”.
LA FALSA ALTERNATIVA: LA OPOSICIÓN
Si algo ha quedado bien en claro es que ésta es y
constituye cualquier cosa menos una veraz oposición, al menos en los temas de
fondo y de real hondura. La única diferencia o disputa entre el oficialismo y
la denominada oposición es por el monopolio del poder. Por lo demás —política
económica, contracultura, educación, persecución ideológica y religiosa— son
básicamente lo mismo. Distinto envoltorio, mismo producto. No hay que ser muy
versado en política para advertirlo.
Autoerigidos como moderadores y árbitros de la
“sensatez” frente a la ciudadanía, en este filme kubrikiano en que se ha
transformado nuestra querida patria, los opositores claman por “más democracia”
para acabar con la “hegemonía” kirchnerista. Parecieran olvidar que los K son
un producto legítimo y puro del mentado sistema. No llegaron al poder mediante
un golpe de Estado ni bajaron de una nave extraterrestre, sino justamente
utilizando los medios democráticos disponibles a tal efecto. Que una corruptela
de ignorantes, sanguinarios y sátrapas como los K hayan arribado al poder de
este modo, es la mejor prueba de la perversidad del sistema democrático.
Paradójicamente, la misma oposición nos sirve en
bandeja otra prueba irrebatible a este propósito: en vez de tender a equilibrar
la balanza de fuerzas (como debería suceder en un sistema justo) terminan por
confirmar en el poder a la tiranía que tanto dicen aborrecer, puesto que sus
mismas riñas y egos personalistas les impide la conformación de un frente
común. Así, fraccionados en decenas de minúsculos partidos, han venido
sirviendo por años a la victoria al oficialismo. Si esto no es idiotez, no se qué lo será.
CONCLUSIÓN
No decimos nada nuevo al afirmar que el mal que aqueja
a la patria es fruto de un mal diagnóstico de la enfermedad. En este caso
concreto la verdad es harto sencilla de inteligir para todos. No se requiere,
pues, de ninguna diplomatura en Medicina para poder acertar claramente el
motivo de la afección ni ser tampoco prolífico matemático para entender que
sólo dos signos opuestos se anulan. Basta con asomar la cabeza a la calle y un
poco de sentido común para entender que a la patria no la curamos con más
democracia, como no se apagará el fuego arrojando cada vez más kerosén.
Cristián Rodrigo Iturralde
Notas:
(1) Enrique Alcubilla: “Abstencionismo Electoral”, 5
de agosto de 2008; cfr: http://elderechoylajusticia.blogspot.com.ar/2008/08/abstencionismo-electoral-por-enrique.html
(2) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial
de la Nación.
(3) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial
de la Nación.
(4) Hugo Passarello Luna: “El fantasma de la
abstención”, 29 de marzo de 2010; cfr.
http://www.argentinaelections.com/2010/03/el-fantasma-de-la-abstencion/
(5) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial
de la Nación.
(6) Así lo estableció la acordada extraordinaria
número 37 de la Cámara Nacional Electoral, del 25 de abril de este año. Las multas oscilan entre los 50 y 150
pesos. Cfr. “La Nación”, 17 de julio de
2013. Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1601792-multas-por-no-votar-entre-50-y-150-pesos
(7) Creció el voto en blanco en algunas regiones,
http://eleccionesargentinas.net/noticia-voto-blanco-argentina-1137.html
Escrito por CabildoAbierto a las 21:30
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