jueves, 17 de abril de 2014

Análisis
LA DÉCADA GANADA

Por Cristián Rodrigo Iturralde




ENTRONIZACIÓN

Y en un día típicamente peronista del año 2003, de irascibles nubarrones porteños e irresistibles aromas parrilleros y chimichurrescos; en medio de un piquete y de una manifestación por los derechos humanos de las ardillas veganas, y luego del correspondiente juramento sobre la Sacra Constitución, asumían finalmente ÉL y ELLA como últimos mandatarios de la otrora República Argentina y sus posesiones —particulares— continentales y de ultramar. Esto es, suntuosas mansiones, tierras y cuentas en Suiza, Estados Unidos y en la Patagonia Argentina.

Pronto, el azul turquí del pabellón nacional se tornaría rojo.


LO POSITIVO DE LA EXPERIENCIA KIRCHNERISTA

Dejando la representación de la realidad en clave de sorna, hay que convenir en que, mirado y analizado el cuadro en profundidad y conjunto,el kirchnerismo ha prestado un servicio invaluable a la Nación: ha hecho pensar y repensar seriamente a no pocos ciudadanos sobre la legitimidad y la conveniencia de un sistema que hasta entonces tenían por dogma.

Nos referimos, claro, a la Democracia. Y no es, claro, que los predecesores de los Kirchner en la silla bernardina no hayan hecho méritos suficientes por despertar a la ciudadanía del ensueño idílico democrático. ¡Vaya si los hicieron! Pero sin dudas nadie ha reflejado más nítidamente el totalitarismo democrático que los acólitos del terrorismo camporista. Al menos ahora —logro nada desdeñable, considerando treinta años de un avasallador proceso de hipnosis y lobotomía—, no son pocos quienes, despertados parcialmente del extenso letargo, plantean la pregunta que obligadamente sucede a esta clase de desvelados: “Si no la democracia, ¿qué?” Es un comienzo…

En hombres de buena voluntad y con disposición a la estudiosidad y a la búsqueda de la verdad, la respuesta debería conducir indefectiblemente a un nuevo y saludable interrogante: ¿Existen otros regímenes de gobierno que sean legítimos y eficientes a la vez? Una vez aquí there is no way out;ergo, no quedará más remedio que recurrir a las fuentes, y será allí que recibirán el aleccionador baldazo de agua fría —a la vez sabrosa y despabilante— de la sabiduría helénica y tomista. Será allí que caerán en cuenta de que el cuestionamiento y rechazo a la democracia como sistema de gobierno no es un invento ni una actitud propiamente nazifascista,sino la lógica conclusión seguida del estudio imparcial de la evidencia empírica y aún del más elemental sentido común. Quedará clara la primera lección: la democracia no es un sistema de gobierno lícito sino la forma degenerada de República.

Si alguien creyera que esta desconfianza hacia la democracia sólo existe en los oficialmente descalificados sectores constituyentes, se equivocaría. Es un descontento hecho vox populi, que se ha apoderado de la población llana y laboriosa, aunque la misma no sepa ni tenga por qué saber cómo expresarlo en término filosóficos. Si no nos cree, recurramos a la numerología, disciplina hecha ciencia y dogma, precisamente por la democracia.


NÚMEROS QUE MANDAN

La abstención electoral de porciones significativas de la ciudadanía es una realidad, y prueba cabal de esto que aseveramos y reafirmamos. Por tomar sólo algunos ejemplos probatorios de ello, mencionemos primero el caso de las elecciones presidenciales: las de 1995 registraron un porcentaje de abstención mayor al 25%,(1) en las del 2007 un 35%(2) y en las del 2011 un 305 (3) —incluyendo aquí votos nulos y en blanco—. En cuanto a las legislativas del 2009 el ausentismo fue de un 35% (4) y las del 2013 mayor al 25%.(5) Y todo esto a pesar de las graves sanciones y multas dispuestas para los que se ausentaren de la participación electoral(6) (¡A imaginarse qué sucedería si el voto no fuera obligatorio!).

Del cada vez mayor ausentismo electoral, preocupa gravemente a la dirección partidocrática el aumento de los índices históricos del voto en blanco que se han venido registrando últimamente (particularmente a raíz de las recientes elecciones primarias). ¡Incluso hubo regiones en que el voto en blanco logró posicionarse como segunda fuerza!; ejemplo Buenos Aires, en el rubro de diputados nacionales, donde —detrás del Frente para la Victoria— consiguió 931.146 “sufragios”. (7) La lectura de estos números reflejan la cruda realidad: gran parte del pueblo argentino no se siente representado por ninguna figura de la política de partidos ni cree en la transparencia del sistema democrático. La mayoría que concurre a votar, lo hace resignada votando al siempre eterno “mal menor”.


LA FALSA ALTERNATIVA: LA OPOSICIÓN

Si algo ha quedado bien en claro es que ésta es y constituye cualquier cosa menos una veraz oposición, al menos en los temas de fondo y de real hondura. La única diferencia o disputa entre el oficialismo y la denominada oposición es por el monopolio del poder. Por lo demás —política económica, contracultura, educación, persecución ideológica y religiosa— son básicamente lo mismo. Distinto envoltorio, mismo producto. No hay que ser muy versado en política para advertirlo.

Autoerigidos como moderadores y árbitros de la “sensatez” frente a la ciudadanía, en este filme kubrikiano en que se ha transformado nuestra querida patria, los opositores claman por “más democracia” para acabar con la “hegemonía” kirchnerista. Parecieran olvidar que los K son un producto legítimo y puro del mentado sistema. No llegaron al poder mediante un golpe de Estado ni bajaron de una nave extraterrestre, sino justamente utilizando los medios democráticos disponibles a tal efecto. Que una corruptela de ignorantes, sanguinarios y sátrapas como los K hayan arribado al poder de este modo, es la mejor prueba de la perversidad del sistema democrático.

Paradójicamente, la misma oposición nos sirve en bandeja otra prueba irrebatible a este propósito: en vez de tender a equilibrar la balanza de fuerzas (como debería suceder en un sistema justo) terminan por confirmar en el poder a la tiranía que tanto dicen aborrecer, puesto que sus mismas riñas y egos personalistas les impide la conformación de un frente común. Así, fraccionados en decenas de minúsculos partidos, han venido sirviendo por años a la victoria al oficialismo.  Si esto no es idiotez, no se qué lo será.


CONCLUSIÓN

No decimos nada nuevo al afirmar que el mal que aqueja a la patria es fruto de un mal diagnóstico de la enfermedad. En este caso concreto la verdad es harto sencilla de inteligir para todos. No se requiere, pues, de ninguna diplomatura en Medicina para poder acertar claramente el motivo de la afección ni ser tampoco prolífico matemático para entender que sólo dos signos opuestos se anulan. Basta con asomar la cabeza a la calle y un poco de sentido común para entender que a la patria no la curamos con más democracia, como no se apagará el fuego arrojando cada vez más kerosén.

Cristián Rodrigo Iturralde

Notas:
(1) Enrique Alcubilla: “Abstencionismo Electoral”, 5 de agosto de 2008; cfr: http://elderechoylajusticia.blogspot.com.ar/2008/08/abstencionismo-electoral-por-enrique.html
(2) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial de la Nación.
(3) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial de la Nación.
(4) Hugo Passarello Luna: “El fantasma de la abstención”, 29 de marzo de 2010;  cfr. http://www.argentinaelections.com/2010/03/el-fantasma-de-la-abstencion/
(5) Fuente: Cámara Nacional Electoral - Poder Judicial de la Nación.
(6) Así lo estableció la acordada extraordinaria número 37 de la Cámara Nacional Electoral, del 25 de abril de este año.  Las multas oscilan entre los 50 y 150 pesos.  Cfr. “La Nación”, 17 de julio de 2013.  Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1601792-multas-por-no-votar-entre-50-y-150-pesos
(7) Creció el voto en blanco en algunas regiones, http://eleccionesargentinas.net/noticia-voto-blanco-argentina-1137.html

Escrito por CabildoAbierto a las 21:30

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